Hace poco, durante uno de mis viajes a la India, me encontré con el libro «Inteligencia Artificial y el Futuro del Poder» de Rajiv Malhotra. Sus reflexiones me llevaron a considerar seriamente las profundas implicaciones de la IA en el paisaje global y, en particular, en cómo China ha asumido un papel de liderazgo en este terreno emergente.
Durante mis interacciones con los locales, me di cuenta de la creciente conciencia de la importancia de la IA en la India. A pesar de la ansiedad en torno a las amenazas a los trabajos y la creciente brecha económica, había un reconocimiento palpable del papel fundamental que la IA desempeñará en la configuración del futuro.
El libro de Malhotra describe cinco «campos de batalla» en los que la IA influirá: el desarrollo económico y el empleo, el poder global, el control psicológico y la agencia, la metafísica y, por último, el futuro de la India. Sin embargo, fue la exploración de la IA como una herramienta de dominio global lo que más resonó conmigo.
Hoy, China se ha posicionado con firmeza en la vanguardia de la revolución de la IA, adoptando rápidamente esta tecnología para establecerse como un líder mundial. Al explorar este tema, Malhotra sugiere que China está utilizando la IA para emprender lo que él llama una «colonización digital». Esta colonización no es una invasión militar sino una infiltración sutil y poderosa en la economía y la infraestructura digital de otras naciones.
No es una exageración decir que quien domina la IA en la era actual tiene el potencial de controlar el mundo, al igual que el control del Océano Índico se consideró clave para la dominación mundial en los años 90. El impacto de China en este espacio es innegable. Según Malhotra, un tercio de todos los documentos publicados en IA provienen de China, lo que refleja el compromiso del país con esta tecnología revolucionaria. Y no solo están generando conocimientos, sino que están aplicando la IA a gran escala en su vasta población, estableciendo una hoja de ruta que otros países, como la India, podrían seguir. Esta colonización digital es motivo de preocupación, especialmente para los países en desarrollo.